Privatización y desconcierto en la Educación Ecuatoriana
Por: Marco Villarruel A.*
Son las 11h30 del jueves 23 de enero. Estamos en las puertas de
entrada de la escuela fiscal de Cochapamba, en Quito. Debemos
monitorear un proyecto educomunicativo de los estudiantes de la Facultad de
Comunicación Social de la Universidad Central. La atención para abrir las
puertas y saber qué deseamos se demora. Esperamos pacientemente mientras las
niñas corren presurosas a buscar a la persona encargada.
Pasan los minutos y en algún momento aparece una mujer, muy agitada. “Estoy
encargada de las llaves de la puerta, puesto que soy la Directora”, dice,
mientras presurosa nos lleva a las aulas. “Lo que pasa es que las nuevas
disposiciones ministeriales establecen que los directores sean los encargados
de abrir las puertas”.

Le escucho estupefacto, y sigue: “de hoy en adelante el cuidado del
establecimiento estará a cargo de guardias privados. Se va a privatizar la
vigilancia de la escuela. Y sólo lo harán en la noche. Para el día estaremos
nosotras”.
“Aquí están sus alumnas,” me dice mientras se marcha, “debo rellenar estos
175 documentos hasta el final de la semana que viene”. Los reviso brevemente y
constato una larguísima lista de preguntas y peticiones de estadísticas, datos,
evaluaciones. “Además tenemos prohibido abandonar el establecimiento”, afirma,
dejando completo este panorama estremecedor.
Entre labios me cuenta que ella, como muchas maestras más,
cuenta los días que le falta para jubilarse. El tono de queja no es por no
querer el trabajo de maestra, al que adora, sino por la cantidad de acciones
burocráticas que le han alejado de las alumnas. Y lo mismo pasa con los demás
maestros y maestras que en el Ecuador han perdido el entusiasmo. Tanto más que
sus remuneraciones se han atascado desde hace tres años, mientras el gobierno
sube el sueldo cada año a los demás empleados públicos.
Regresamos a ver y nos damos cuenta que el gobierno privatiza todo lo que
puede. El IESS ha privatizado en gran medida la atención de la salud a través
de las clínicas y hospitales privados. Ha tercerizado también la construcción
de edificaciones. El call center es privado. La
seguridad de los edificios así como las guardianías, todas son privadas.
En el mundo petrolero nacional hay multitud de empresas que reemplazan
la labor del Estado. En los municipios también. En algunas ciudades
el manejo de la basura se halla en manos privadas. Y en la educación también
porque a más de los nuevos policías privados que cuidarán las escuelas hay
multitud de escuelas, colegios y universidades privadas que realizan las
acciones que este gobierno no se alcanza.
Estamos aturdidos. ¿No es que Correa había rescatado al Estado?
Sí, pero al Estado neoliberal y autoritario, que debilita a las
organizaciones sociales y persigue a los ciudadanos. Que esconde tras los
conflictos semanales la implantación de medidas que aseguran el sistema social
capitalista explotador , y acciones aberrantes como la privatización parcial de
las escuelas o la verdadera razón de las reformas al Código Penal. Y
muchas cosas más.
*Periodista y docente universitario
Fuente: Quincenario Opción